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Serie de 14 fotografías, plata sobre gelatina (20 x 16 cm cada una), 2003.
El interés aquí está en el nombre como convención de lugar. Se repite una misma acción en ambos lugares, en este caso subir una elevación. El enunciado del suceso produce una ambivalencia de sentido que sólo sería posible diferenciar en el terreno de la experiencia.
Dos lugares diferentes con un mismo nombre, una cruz y una posición privilegiada para la contemplación de la ciudad que se extiende ante cada uno de ellos. Fuera de esto no existen más semejanzas entre ambas elevaciones. La Loma de la Cruz de Holguín es una elevación famosa; la de Guanabacoa es una altura más modesta, situada en una zona suburbana, con un reconocimiento limitado a lo local.